Sudor en las manos, nerviosismo en la sala de espera… ¿Te suenan? Estos son algunos de los clásicos síntomas de la odontofobia, el miedo al dentista, que el 15% de la población mundial sufre, según la OMS (Organización Mundial de la Salud). Aplazar tu visita compulsivamente es otra de las excusas que solemos darnos para no enfrentarnos a nuestros miedos. Si lo piensas detenidamente, el mayor perjudicado es tu salud bucodental que, al final, se resiente.
Ahora que la Navidad ha tocado a su fin, es un buen momento para acudir a la consulta para hacer una puesta a punto a tu boca. Pero, ¿Qué ocurre cuando el miedo te impide ir al odontólogo? No te preocupes, tener miedo es algo muy común y de lo que no hay que avergonzarse.
Consejos para controlar el miedo al dentista
El miedo se puede controlar. Existen técnicas que pueden ayudarte a mejorar esta situación y que están al alcance de tu mano. Hablar con tu especialista y hablar abiertamente de cómo te sientes, es una de ellas. Te dejamos algunos consejos:
- Prepárate para la consulta. Toma una infusión relajante antes de acudir a consulta, haz inspiraciones profundas, descansa bien la noche anterior u organizar tu tiempo con calma. Irás tranquilo a la consulta y lo notarás en la sala de espera.
- En la consulta, llévate tu libro favorito o escucha música. ¡Te ayudará a distraerte, mientras esperas tu turno! Si estás muy nervioso, visualizar imágenes positivas, alegres, también es otra buena técnica.
- Pregunta a tu dentista los pasos que está realizando in situ. De esta manera, puedes controlar el tiempo de salida.
- Piensa que estás haciendo un bien mayor con tu salud bucodental. No valen más excusas. Intenta apartar tu miedo mentalmente y tu salud bucodental te lo agradecerá. Y recuerda, los odontólogos son profesionales y están acostumbrados a estas situaciones. No sientas vergüenza, compartir tu miedo es sano y normal.